domingo, 14 de noviembre de 2010

LecHe CoNdeNsaDa


Por años mi naturaleza ha sido un tanto "lerda", torpe o como quieran llamarlo. La mayoría del tiempo boto cosas, chocho con paredes o cosas, me caigo o quiebro. Con el tiempo me he acostumbrado y ya no me da vergüenza como solía tenerla.

El día de ayer fue un día de aquellos, quise ayudar en mi hogar hiendo a buscar cosas al refrigerador para tomar once, así que tomé una fuente, pero sin darme cuenta boté un pote en el que mi madre había dejado leche condensada. Al inicio sonreí, pero a medida que pasaba el tiempo descubrí que me demoraría un buen rato en arreglar el daño. Primero, saqué el pote, pero la leche dejó marcas en el piso y dentro del refrigerador. Segundo, limpie el interior, incluyendo vidrios, ollas y otras cosas que habían cerca de lo que había dañado. Luego la puerta del refrigerador, el pote en sí, la tapa de éste, el lavaplatos, mis manos. Más tarde sin haberme percatado, mi madre notó que la manga de mi abrigo estaba sucia también.

Cuando por fin terminé de ver todo lo que había producido, reflexioné en todas las veces que mis palabras son como aquella leche condensada derramada, pegoteando todo, a veces ensuciando, contagiando a otros, dejando marcas donde ni siquiera lo imaginé, produciendo enojo, otras veces sonrisas, etc. Noté que las palabras pueden ser tan maravillosas como malvadas y que otras tantas ni siquiera necesitan ser dichas sino que nuestro rostro o expresión corporal las dicen.

Y es que está en nosotros la decisión de usarlas positiva o negativamente, porque podemos llenar el mundo con dulces o duras palabras, con nobles gestos o egoísmo, con una sonrisa o con amargura, con un rostro alegre o triste, con un simple abrazo o un golpe, con amor u odio... y por sobre todo podemos llenar el mundo con el evangelio de Dios.

Cada día tus palabras y gestos son compartidos con otros. Hoy Dios puede usarte para ser un instrumento pegajoso, contagioso, dulce, dejando marcas donde ni siquiera lo imagines, produciendo sonrisas... tu puedes ser de bendición para otros, los demás también pueden contagiarse y quieran seguir contagiando a otros :)

Versículos para leer:

Salmo 34:13 que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños;

Proverbios 15:4 La lengua que brinda consuelo es árbol de vida; la lengua insidiosa deprime el espíritu.

Santiago 3:5 Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa!

Hechos 12: 24 Pero la palabra de Dios seguía extendiéndose y difundiéndose.


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