jueves, 2 de septiembre de 2010

Danzando al compás


A la luz de lo creado,
en un rincon de tu misericordia,
afloran las palabras para
alguien tan inexplicable, mágico y único.

En esta esfera
con agua y tierra
que aún se rehusa
a escucharte y sentirte,
por completo todo mi ser se entrega en un baile agridulce.
Con alegría y gozo por tu amor y perdón,
tristeza y frustración por todo eso que hay en mi sin darte gloria y honor.

Por eso esta noche de melancolía a mil
te puedo hayar en mí
No importa el día ni el lugar,
ni el clima ni la estación,
tu presencia siempre está aquí,
haciendose sentir,
remeciendo lo que hay en mí.
Así como el aire que me tiene viva,
o como el amor que es innegable y se expresa en un segundo,
tú reinas en tu imperio invisible,
haciendo que tu pueblo te ame sin necesidad de verte,
te sienta con sólo creerte,
y es que no hay razón para parar de necesitarte.
Sólo quiero descubrirte,
entregarme a tí una vez más
desenfrenada y sin miedo a fracasar,
porque se que en tí no habrá verguenzas,
tus promesas son cumplidas sin condición.
Y aunque hoy me se sienta nostalgica
por no saber cuando ocurrirá,
sé que tu diestra me sustentará.
Gracias doy a tí Jehová.