martes, 25 de mayo de 2010

Contemplando... contemplando..

Habacuc 3:17-19


3:17 Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados
no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;
3:18 Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
3:19 Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar.




Ahora conozco el motivo del porqué han ocurrido esas dudas en mi este último tiempo, el porqué me sentí abrumada e insegura en cuanto a lo que sentía por aquel deseo prohibido. Todo ese tiempo llamabas a esta sierva alejada, y por fin, luego de que la oscuridad no me dejaba ver, logré escuchar y divisar que estabas ahí. Ya no hay más dudas, ni tristeza, ni lágrimas. Tú estas aquí y siempre lo has estado. En aquél momento de flaqueza, de titubear y de casi desmayar, tu fuiste mi fortaleza y sí que lo eres Señor; sin embargo, esta es una palabra demasiado diminuta para identificar tu poder. Eres la roca, torre fuerte, aquél aliento después de perder las fuerzas, ese Dios que se puede sentir con todos los sentidos a pesar que algunos no puden experimentarlo... ¿Quién más que tú?¿qué otro Dios cuida a sus hijos y los ama de la forma que tú lo haces? Definitivamente ningún otro. Me gozo en tu poder, misericordia, perdón y gracia. Sin merecer, estoy aquí contemplando lo que eres, disfrutando el ser amada, descansando en tus brazos, porque en tí no hay temor. Ciertamente en tí, mi Dios, existe el AMOR y PAZ que el mundo busca.


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