lunes, 18 de octubre de 2010

Un Día de Sanación...


Hoy pense en aquellas véces que me he mejorado, también en las que me he enfermado. ¿Qué encontré en común? solo un factor: "Dios".
Y es que en la vida mis heridas han sido físicas, pero también espirituales; estás últimas las que más dolor y tratamiento han necesitado.
Es tan mágico que un Dios como el nuestro puede sanarnos de cualquiera ellas :) Pero antes de descubrir esto, en este día me miré al espejo, descubrí una herida enorme. En el atardecer de este lunes soleado, encontre una infección que se notaba de prolongado tiempo, en ese momento deliré y desmayé. De repente, luego del llanto sin esperanza miré bien aquella herida y noté que ya no estaba tan mal como se veía, luego de seguir observando y dando tratamiento, la herida cicatrizó. No se como quedará ahora, si las cicatrices serán profundas o no. Simplemente sé, que luego de tanto dolor no hay alivio más grande que tener un Dios doctor que no me dejó mirandome sola en el espejo, sino que en medio de la miseria de mi alma herida regaló nuevas esperanzas y otra oportunidad para sanar de las heridas que sin darme cuenta, yo misma había producido.

Calla oh mente masoquista y mira a tu Creador, gozate en Él y no mires lo que falta, sino lo que ha regalado por gracia.

No hay palabras ante un Padre que abraza de esta forma cuando las heridas comienzan su proceso de recuperación deseado.


Lamentaciones
3:18 Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová.
3:19 Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel;
3:20 Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí;
3:21 Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré.
3:22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
3:23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
3:24 Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré.
3:25 Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca.